
YO CONFIESO SR. ALCALDE
En el pasado pleno del jueves día 3 de mayo mientras una persona de Guanyant Torrent intervenía en el apartado de ruegos y preguntas solicitando al Ayuntamiento información y medidas sobre las anormalidades de la granja El Pampo, un grupo de los asistentes se pusieron caretas de cerdo para realzar las argumentaciones y demandas de quien tenía el uso de la palabra. Este acto simbólico le sentó mal al alcalde Jesús Ros quien indignado pidió respeto para el Consistorio y descalificó lo que acababa de ocurrir.
Señor alcalde: yo era uno de los que se cubrió la cara con aquel disfraz de cartón. Lo confieso. Y también le confieso que no era nuestra intención ofender al Ayuntamiento, al Consistorio, a los concejales presentes, ni al Equipo de Gobierno. Pretendíamos que se resolviera un conflicto que lleva años planteado y que usted, que ya ocupó la alcaldía en épocas pasadas (desde 1987 a 2003 y desde 2015 hasta la actualidad) conoce perfectamente sin que haya sido capaz de resolverlo.
Nuestras sinceras excusas si las caretas que se mostraron pudieron significar, a su entender, una falta de respeto al Consistorio.
Este acto “provocativo”, como lo define la RAE, pretendía “producir o causar algo”, en este caso acelerar la respuesta del Ayuntamiento a la demanda hecha, desde que usted tomó posesión del cargo, para que la cuestión de la granja de cerdos de El Pampo tenga un respuesta clara y una solución definitiva,… según los parámetros de la ley.
Expresadas nuestras excusas consideramos que el ayuntamiento que usted preside, como el anterior presidido por el Partido Popular, tendrían que hacer algo similar con los habitantes de Torrent quienes durante muchos años han soportado los malos olores que salen de esta explotación, han visto como se esparcen los purines a cielo abierto en campos aledaños lo cual además de una “gorrinada” (palabra muy apropiada) pueden producir problemas sanitarios, contaminando de nitratos y nitritos la capa freática, se han hecho vertidos, con conocimiento de los técnicos municipales y de la Confederación Hidrográfica del Xuquer, en el cauce del barranco de l´Horteta, cuyas aguas, cuando hay barrancá, van a desembocar a la Albufera llevando toda la mierda a un Parque Natural ya de por sí bastante amenazado por vertidos industriales y urbanos.
Pregúntele a los vecinos del Mas del Jutge “enfrentados” bajo todos los conceptos a El Pampo, quienes han protestado durante años por el insoportable olor que despide la granja, si les parece una ofensa al Consistorio la protesta con ese simbólico disfraz del pasado Pleno.
Pregúntele sobre esta afrenta a los vecinos de El Pantano y a los de diversos barrios periféricos de la ciudad, cuando en las calurosas noches de verano sopla el viento de poniente, y es imposible salir a tomar el fresco por el “perfume embriagador” que despide El Pampo.
¿Sabe Sr. Alcalde que una de las actividades que más gases de efecto invernadero produce según los expertos de las Naciones Unidas es la ganadería? ¿Vamos a luchar eficazmente para frenar el cambio climático sin obligar a esta explotación que asuma el coste de la depuración de purines?
Si no se ha sido capaz de hacerle cumplir las normas a El Pampo que marca la ley, ¿es apropiado realizar una macro-residencia de animales de compañía en el término municipal? ¿Qué haremos con sus excrementos? ¿Y cómo evitaremos los malos olores?
Y junto a las excusas las explicaciones. Cómo es posible que una explotación que inició su andadura con un proyecto rudimentario hace ya casi 50 años de una nave para 300 cerdos se haya convertido en una granja donde se encuentran 600 madres de vientre, alrededor de15.000 cerdos de engorde (a lo largo del año), una fábrica de piensos con sus silos de cereal, tres balsas de purines y otras instalaciones auxiliares, y que ocupa miles de metros cuadrados?
¿Dónde están los permisos de ampliación de la explotación inicial? ¿Cómo es posible que estando a menos de cuatro kilómetros del núcleo urbano principal se hayan permitido estas edificaciones que se llevaron a cabo sin permisos municipales, y que hoy sea imposible pedirle cuentas al propietario pues por “indolencia burocrática” han prescrito?
¿Hacia dónde miraban el alcalde y los concejales responsables, los técnicos municipales, cuando la granja se hacía más y más grande y cobijaba mayor número de animales? ¿No hubo ninguna inspección de los servicios ambientales cuando descaradamente se vertían los purines al Clot de l’Om del citado barranco? ¿Eran solo despistes o ha habido algo más?
Nos gustaría nos diese esas explicaciones, señor alcalde, usted que tanto tiempo ha estado presidiendo el Consistorio y que seguro ha debido seguir los avatares de la granja que nos ocupa.
Lamentamos el incidente de las caretas de cartón, pero no nos haga imaginar, si el tema no se resuelve, que podamos llevar a un Pleno una piara de puercos en sus “condiciones naturales”, es decir ni tan limpios ni tan perfumados como los tres cerditos del cuento infantil.
Reciba un cordial saludo
Consuelo Carratalá i Ros